¿Qué es jugar?
Llevamos un poco más de tres años disfrutando de descubrir y armar juegos. Este camino nos ha dejado muchas enseñanzas pero quizás la más importante de todos haya sido la de descubrir la importancia de jugar, de tener la habilidad y la sensibilidad para jugar.
Es algo que sabemos de niños. Cuando somos pequeños no necesitamos que nos expliquen qué es jugar, no hace falta que nos digan “es hora de jugar”. Al contrario, pareciera que todo el resto de los acontecimientos interfirieran el momento del juego.
¿Qué es lo que se nos olvida de esta actividad cuando somos “grandes”?
Quizás el tomar el juego de forma seria, de entender que no es una actividad para relajar, sino que es una actitud de vida. Es la actitud de ponerlo todo en el momento presente… de disponer de la cabeza y el cuerpo totalmente para la actividad emprendida. De sumergirnos en eso que estamos haciendo y borrar los límites con cualquier otro mundo…
Jugar no siempre quiere decir divertirse. Si hay algo que no enseñó este mundo de juegos es que jugar es también frustrarse, es perder, es empacarse (y desempacarse), es esperar turnos, es convertirse en otra persona, es hacer alianzas, es poner el cuerpo en movimiento, es desafiarse y tantas, tantas otras cosas.
Jugar en serio es animarse a someterse a reglas y mundos diferentes, que no controlamos totalmente con un espíritu de exploración y una disposición alegre.
Todo esto hace que nos entusiasme colaborar con el mundo del juego, regalando disparadores para desempolvar eso que sabemos de siempre y que nunca, nunca tenemos que dejar de ejercitar.